“Un crimen está ocurriendo a nuestro lado y, sorprendentemente, sólo sentimos miedo de las víctimas” (Juan José Téllez).
Una nueva tragedia humana se añadió el sábado pasado (21-02-09) en Motril a las de muchas, demasiadas personas, a quienes el deseo de vivir les fuerza a desafiar peligros y prohibiciones.
El continente que históricamente mayor número de desplazados generó, hoy cierra sus fronteras y les niega a los desterrados del mundo pisar suelo europeo en busca de nuevos horizontes.
No es aceptable que el gobierno español se jacte de estar consiguiendo la complicidad de varios gobiernos africanos en el control de fronteras para dificultar la emigración de las personas. Cuando se cierran las posibilidades de entrada legal al reducir los cupos anuales a cero, el resultado previsible es el aumento de la peligrosidad y del número de muertos.
¿Qué más tiene que pasar para que los gobiernos de
¿O será que somos conscientes de que en este tema, la responsabilidad de lo que ocurre tiene que ver con la defensa de nuestros privilegios?
Varios miles de personas yacen en el fondo del mar. Esas no esperan nuestra respuesta, pero sí las candidatas a ahogarse a lo largo de 2009.
Motril 23 de febrero de 2.009
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